Cuando pensás que todas tus opciones de Delivery terminaron a las 15:00hs de un domingo algo lluvioso y aburrido, tenés que siempre abrir la App de Foursquare y preguntarle a ese gran sabio qué mierdas hay cerca. Bueno, resulta que a poquísimos minutos de la casa de un amigo, perdido por Constitución (Capital Federal), está nada más y nada menos que San Telmo (ídem), uno de los barrios más conocidos por la variedad de restaurantes y cocinas que ofrece.
Viajamos con un hambre atroz hasta este pequeño resto-bar mexicano sobre la calle Chile [Chile 345 - San Telmo], una elección de último momento porque ya era tarde y el hambre amenazaba con inmovilizarnos.
Y una buena elección, en general.
Nuestro amigo, tan dado a lo tradicional, pidió una hamburguesa de la casa. El resultado fue este atractivo popurrí de ajíes rojos y lo más gorduroso que se puede imaginar: carne de casi 3 centímetros de espesor, mozzarela, panceta y papas fritas en cuadraditos.
Que quede claro que el que fuera una bomba en toda regla, no estuvo tan mal, porque todo estaba muy bien cocido, incluso el pan parecía bastante fresco, y cada elemento del plato no sobresalía por sí mismo, sino que hacía parte de una buena composición. Lo que sí debería recalcar, y no para bien, es que un plato de estas dimensiones (me refiero a la comida), además de no tener mucho de tradicional mexicano, es excesivo para cualquiera, haciendo que no quede espacio ni siquiera para un café.
Rache, en cambio, pidió algo mucho más arriesgado para un lugar que no conocemos, y rindió muy poco sus frutos.
Los burritos de camarón acompañados de una guarnición bastante tradicional (guacamole, frijoles, arroz y una ensalada criolla), tuvieron sus altibajos. El principal punto a favor se lleva el guacamole, de una textura, condimentación y suavidad excelentes, y los frijoles en menor proporción, pues eran frescos y muy bien cocidos.
De los burritos sin embargo, sólo queda decir que estaban rellenos prácticamente de arena. Sí, esa maldición que persigue a todos los restaurantes no especializados en frutos del mar: no estaban bien lavados los camarones!. No por eso eran incomibles, pues la masa y la condimentación estaban aceptables, pero no es un plato que volveríamos a pedir aquí, y no vale lo que nos cobraron por él.
Yo me pedí unos Ribbs a la Barbacoa, con papas y batatas al horno. La verdad, la costillita (era una sola, pero increíblemente grande), estaba muy rica. Perfectamente cocida y condimentada, con una salsa algo artificial pero agradablemente picante, es un plato que vale la pena probar. Principalmente recomendable para aquellos no amantes del cerdo, pues da una perspectiva muy agradable de cómo deberían prepararse.
Debo hacer un paréntesis a las papas, que aunque estaba bien cocidas, pareciera que se habían dejado demasiado en el agua luego de cocerlas, pues se sentía fuertemente el olor a cloro.
Salvo estos pequeños errores, al menos tendrán una opción ya probada si recorren San Telmo con hambre y tienen que elegir algo casi al azar y con rapidez.
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